Raúl Rodríguez News

Para aprender a rezar el Rosario Parusíaco. https://youtu.be/QqLdLi3QxOo

«Es un tiempo para mirar al cielo y ver que todo viene ya. Pero, hijo, estás tan distraído con el devenir de los acontecimientos de tu vida en este mundo, que aquí te quedarás y en el mal sucumbirás. No te tomas en serio que todo sucederá, y que la vida no continuará como acostumbras a pensar, sino que todo cambiará, y tú debes cambiar ya porque si no el cambio no verás, creerás que todo sigue igual y siglos tardará; pero, hijo, no verás que el final está ya.» Mensaje 124 1 septiembre 2024 https://elpastorsupremo.es/1-septiembre-2024-mensaje-124/

LA ORACIÓN MÁS EFICAZ para poder afrontar debidamente esta prueba final (al margen del Padrenuestro y el Avemaría) es la oración de abandono de Charles de Foucauld: PADRE, ME PONGO EN TUS MANOS, haz de mí lo que quieras. Sea lo que sea, te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal de que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. Me entrego a ti. Con todo el amor del que soy capaz, porque te amo y necesito darme. Ponerme en tus manos, sin limitación, sin medida, con una confianza infinita, porque tú eres mi Padre. Amén

MANTENER EL TIPO En el mundo de la Nueva Era conocí a varios que les iba bien, hablo de algunos gurús que vivían estupendamente, manejaban dinero, tenían prestigio, un montón de gente les seguía, y sin embargo esos ‘gurús’ necesitaban ir al médico porque no se encontraban bien, simplemente mantenían el tipo de cara a los demás. Conocí a unos cuantos así. Daban buena imagen de cara al exterior, pero ellos estaban medio enfermos o enfermos del todo. Sé muy bien de lo que hablo porque conocí de cerca a unos cuantos. Cuando en el corazón no está Jesucristo, la verdadera sabiduría desaparece, podrá haber inteligencia funcional, pero no hay sabiduría, y cuando no hay sabiduría todos los caminos se embarran y se vuelven resbaladizos. Los sacramentos curan las enfermedades físicas, es un hecho que cualquiera puede comprobar. Sin ir más lejos, el sacramento de la Unción de los enfermos que se administra a las personas que tienen graves dolencias y que consiste en ungir al enfermo con los santos óleos ya bendecidos, a veces sana a los enfermos; ocurre en algunas ocasiones que, aunque no se dé la sanación física, reconforta tanto el sacramento, que es como si hubieran quedado sanados, y es que cuando sana el alma todo lo demás sana también. Cuando los pecados se van, el cuerpo se queda ligero. Porque Cristo es médico de las almas y también de los cuerpos.